jueves, 27 de diciembre de 2012

"SISTEMA - MUNDO" La obra de Immanuel Wallerstein


Immanuel Wallerstein, sociologo norteamericano explica el mundo actual en sus libros dedicados al Moderno Sistema Mundial en tres libros en donde explica su tesis principal que aqui exponemos del artículo tomado de la wikipedia  
Su obra más importante, El moderno sistema-mundo (The modern world-system) ha aportado a la ciencia histórica un nuevo modelo teórico-interpretativo. Apareció en tres volúmenes en 1974, 1980 y 1989. En ellos, Wallerstein se basa en tres influencias intelectuales: Karl Marx, el historiador francés Fernand Braudel, la Teoría de la dependencia, en su experiencia práctica obtenida en su trabajo en la África post-colonial y las varias teorías acerca de las naciones en desarrollo. Un aspecto de su trabajo por el cual se merece crédito fue el anticipar la importancia del crecienteConflicto Norte-Sur el cual estaba ya en la cima durante la Guerra Fría. Wallerstein rechazaba la noción de un “Tercer Mundo”, afirmando que había solo un mundo conectado por una compleja red de relaciones de intercambio económico.
Wallerstein localiza el origen del moderno sistema-mundial en el noroeste de Europa del siglo XVI. Una pequeña ventaja en la acumulación de capital en Gran Bretaña y Francia, debido a circunstancias políticas específicas al final del periodo del feudalismo, pusieron en movimiento un proceso gradual de expansión, dando como resultado: la red mundial, o sistema de intercambio económico que existe en la actualidad. Para Wallertstein, la transición al capitalismo se llevó a cabo durante el "largo" siglo XVI con la previa "crisis" del modo de producción feudal, que englobaba causas climáticas, demográficas, políticas e incluso culturales, lo que obligo a los señores feudales de Inglaterra y del norte de Francia a convertirse en capitalistas. Lo anterior llevó a la conformación de la economía-mundo capitalista que llegó a ocupar América y a convertirla en la periferia del sistema mundial, y consecuentemente desecha la idea de "revolución burguesa" arraigada en el marxismo ortodoxo. En este sentido, Wallerstein se pregunta cuál es el sentido de afirmar que la Revolución francesa fue una "revolución burguesa" si el capitalismo como tal ya estaba consolidado desde hace dos o tres siglos atrás, por lo que, llega a mencionar que la Revolución francesa fue en realidad una "revolución anticapitalista" -con lenguaje antifeudal- y además, fue el acontecimiento en donde la superestructura ideológica se pone por fin al mismo nivel que la estructura económica; es decir: que a partir de tal suceso las ideologías expresan transparentemente los intereses de las clases al interior del sistema-mundo. Pero, en modo alguno, según Wallerstein, representó un cambio estructural profundo. Con esta última idea, Wallerstein ensalza a la Revolución francesa y baja el perfil a la Revolución rusa de 1917.
Un mayor avance ocurrió durante la época del imperialismo, el cual puso en contacto a cada rincón de la tierra con la economía capitalista al estilo europeo.
El sistema-mundial capitalista se encuentra lejos de la homogeneidad en términos culturales, políticos y económicos; está caracterizado por profundas diferencias en el desarrollo cultural, acumulación del poder político y capital. Wallerstein concibe las diferencias en las teorías de la modernización y capitalismo como una división duradera del mundo en el núcleo, semi-periferia y periferia.
En 2011, Immanuel Wallerstein publicará el cuarto tomo del Moderno sistema mundial, cuyo subtítulo es "el triunfo del liberalismo centrista" y cuyo período va desde 1789 hasta 1914. Esta cuarta entrega se encargará de continuar la idea de "geocultura" en tanto que ideología dominante del sistema-mundo capitalista en su conjunto. Ahí se verá cómo surgen las ideologías modernas ante el desafío que representó la "Revolución francesa" con las consecuencias que aquella trajo: 1) el cambio político es normal, y 2) la soberanía reside en el pueblo. Pues bien, las ideologías "modernas" se encargan de ambos problemas en que surgió el conservadurismo, el liberalismo y el radicalismo/socialismo, cada una poniendo distintos énfasis en cuanto a la "velocidad" y "profundidad" de los cambios sociales que deseaban. Y el tomo cuatro tratará de cómo la ideología liberal centrista triunfó por sobre el conservadurismo y el radicalismo/socialismo en orden de asegurar la acumulación de capital a largo plazo, para Gran Bretaña, Francia y los demás capitalistas de la economía-mundo.

martes, 20 de noviembre de 2012

El Concilio Vaticano II la Iglesia durante la Guerra Fría

http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9161294


Los 50 años del Concilio Vaticano II

POSTEANDOBernardo Barranco




Juan XXIII, un papa anciano de cuna campesina fue elegido en 1958 como un pontífice de transición. El también llamado “Papa bueno” convoca sorpresivamente la realización de un concilio ecuménico ante el azoro y oposición de muchos miembros de su propia curia. El Concilio se lleva cabo en cuatro sesiones de 1962 a 1965.
Estamos en la década luminosa de los 60’s, de los milagros económicos europeos que avizoraban un futuro promisorio. En la sesión solemne de inauguración, mediáticamente espectacular, se respiraba una atmósfera de renovación. La Iglesia se abre a dialogar con el mundo moderno secular y laico. De gran impacto en el universo católico, los polvos imperiales de la Iglesia son sacudidos por un nuevo espíritu renovador de apertura hacia una estructura menos jerarquizada; se dio más libertad a la reflexión e innovación teológica.
Las reformas litúrgicas, abandono de la misa en latín, son un signo visible de una Iglesia que se sacude un pasado plagado de petrificación. Si bien el Concilio fue una apertura a la modernidad, especialmente europea, la recepción latinoamericana es de enormes consecuencias.
Los obispos latinoamericanos reunidos en Medellín, Colombia, en 1968, van más allá del Concilio; en medio de las dictaduras militares de la época proclaman justicia social, respeto a derechos humanos y la opción preferencial por los pobres. Esta “tempestad de novedades”, búsqueda y respuestas, ensayo y error no llegó a durar 10 años. Las cúpulas de la Iglesia sienten amenazada la identidad de la Iglesia y disciplina de todo el cuerpo eclesial.
Se inicia lo que el teólogo brasileño Joao Baptista Libanio llamó un periodo de “triangen”, es decir, una fase de separar las experiencias consideradas válidas de aquellas consideras nocivas a su vitalidad. Y se cierra el espacio a las innovaciones. Se prohíben nuevos ensayos para concentrarse en el discernimiento, es la vuelta a la gran disciplina.
Durante el pontificado de Juan Pablo II se regresa a la ortodoxia y a la autoridad del magisterio, a la centralidad en un proceso de encuadramiento. Es el fin del progresismo católico y a toda euforia aperturista. Bajo Juan Pablo II (1979-2005), desde Roma se determinan nuevos equilibrios internos, llamado por el Giancarlo Zízola: restauración.
Esta es la postura del actual Papa Benedicto XVI, quien en entrevista con Victor Messori (“Rapporto sulla fede”, 1985), Ratzinger dice: “si por restauración entendemos la búsqueda de un nuevo equilibrio después de las exageraciones de una apertura indiscriminada al mundo, después de las interpretaciones demasiado positivas de un mundo agnóstico ateo, entonces esta restauración es deseable y, de hecho, ya se está dando”
A 50 años, el Concilio Vaticano II se presenta como un ensayo fallido. La Iglesia se ha vuelto a cerrar y a condenar los valores y los principio de la sociedad moderna contemporánea. Ha politizado la disputa de la moral en la sociedad, debatiendo temas como aborto, homosexualidad, feminismo, nuevas parejas, eutanasia, control natal, laicismo, libertad religiosa, etc. Sin embargo, la Iglesia se ha venido relegando, la caída del número de católicos en Brasil y México son alarmantes. ¿Será necesario hacer otro intento para encontrar una nueva síntesis entre la fe y la cultura?

Desarrollo Estabilizador 3


    ARTICULO DE LA JORNADA 


    Clement Attle, el líder del laborismo británico que ejerció el poder al final de la espantosa segunda guerra mundial, afinó los rasgos fundamentales del Welfare State (Estado benefactor, Estado del bienestar, Estado providencia, son algunas de las traducciones o de las descalificaciones provenientes del capitalismo salvaje, al concepto que, con tanta precisión, nos entrega la lengua inglesa) y, siguiendo el ejemplo de Franklin Delano Roosevelt, de algunos gobiernos escandinavos, de los partidos socialistas, socialdemócratas y algunos de los populares europeos, así como de Mustafa-Kemal Pacha, Ataturk, el modernizador de su país, el creador de un Estado laico que es el único posible en el mundo moderno en el seno de una sociedad partidaria del más brutal de los integrismos y, por lo tanto, feroz enemiga de esa tolerancia definida por Voltaire de la siguiente y magistral manera: "estoy en total desacuerdo con lo que dice, pero defenderé con mi vida su derecho a decirlo", echó a andar lo que unas décadas más tarde la señora Thatcher calificó como el Estado Robin Hood, es decir, el que robaba a los ricos para poder darles a los pobres y a los miserables.
    El régimen del general Lázaro Cárdenas amplió los distintos aspectos del Estado benefactor iniciado, con grandes problemas y mayores vacilaciones, por los gobiernos del general Calles y de los presidentes sujetos a su maximato. El Seguro Social, el fortalecimiento del sindicalismo, el concepto de la huelga concebida como un factor de equilibrio entre los factores de la producción, el Estado laico, la educación pública y gratuita y una especie de proletkult creado para promover la cultura académica y artística y para estrechar sus lazos con la popular, son algunos de esos aspectos de un Estado distribuidor del ingreso que muy pronto se malquistó con la gran empresa y se vio obligado a dar marcha atrás en algunas de sus conquistas, a hacer concesiones y, lo que es definitivamente grave, a abdicar en parte de sus obligaciones para con la justicia social. A pesar de los signos de los llamados nuevos tiempos, de la crítica neoliberal al Estado obeso y paternalista (patrimonialista le llamaban los críticos más sutiles), los regímenes de Ávila Camacho, Alemán, Ruiz Cortines, López Mateos y Díaz Ordaz mantuvieron vivos e inclusive incrementaron los principales rasgos del Estado providencia. Echeverría y López Portillo no renunciaron a ellos, pero sus excesos los dañaron seriamente. El tono gris del neoliberalismo nos cubrió después y la tecnocracia, cifras frías en ristre, patrocinó la crítica despiadada del paternalismo y, daltónica y negada a la percepción de los matices, cantó las loas al libre mercado y entonó el réquiem para el Estado providencia, asesinado, según ellos, por sus propias contradicciones, por su bondad mal administrada y su propensión a caer en los sueños de la utopía.
    Esta breve historia tal vez –no lo sé de fijo– pueda facultarnos para festejar la sobrevivencia del Estado benefactor y para encomiar la aparición de un conjunto de libros que tienden a mejorar la cultura popular y que cumplen con creces un aspecto de las obligaciones de un instituto nacido bajo el signo del Estado de bienestar y mantenido en vida contra el viento y la marea del capitalismo salvaje y de la llamada "racionalidad tecnocrática".









Desarrollo estabilizador, reflexiones

Otra reflexión aparecida en el Diario Milenio sobre el Desarrollo Estabilizador 



¿Realmente se quiere impedir la restauración?

Joel Ortega Juárez




La casi eterna ilusión en el carácter nacionalista y revolucionario del Estado mexicano ha postrado a las izquierdas oficiales casi un siglo.
Paradójicamente tanto los que se agrupan en torno al PRD y aliados, como los que se mantienen en el PRI, defienden la fantasía de un “modelo” social, político y económico que transformó al país en urbano. Olvidando que eso ocurrió a nivel mundial en el siglo XX. Es como si alguien se asombrara de la aparición de bello púbico en la adolescencia. Es decir algo “natural” es considerado singular.
Todo el proceso de desarrollo de México en el siglo pasado, sirvió para construir un “modelo” de capitalismo voraz y autoritario que se tradujo en índices de bienestar, como la vivienda, el empleo, la salud, la educación, la seguridad social la distribución de la riqueza y la democracia, por debajo de países semejantes como Costa Rica, Chile, Uruguay, Argentina y Brasil. Incluso en los mejores días del “desarrollo estabilizador” y de la “sustitución de importaciones”, el “milagro mexicano” solo sirvió para imponer una desigualdad inmensa.
Con gran tenacidad el echeverrismo tardío defiende ese “modelo” y aparentemente combate al “neoliberalismo”; considera que todo funcionaba bien hasta 1983, cuando los “tecnócratas” dieron un “golpe técnico”.
Lo increíble es que esa “izquierda” estatista —cuyo ideólogo magistral es Vicente Lombardo Toledano, quien sigue ganado batallas después de muerto— ha logrado imponer esa visión a la gran mayoría del movimiento social. Ello explica la enorme influencia de AMLO y antes la de Cuauhtémoc Cárdenas y por supuesto la del general Lázaro Cárdenas.
Por décadas no les importó la democracia. Era un asunto de “la reacción”, el “imperialismo” y los comunistas “sectarios” y “provocadores”, “aliados objetivos” de los “enemigos de México”. Lo importante era defender los “logros de la Revolución mexicana”.
A pesar de la fe estatista y autoritaria, se fue gestando un movimiento autónomo que paulatinamente se comprometió con la lucha democratizadora y sembró las ideas de autonomía en el movimiento social y político.
La genética estatista del lombardismo y ahora del echeverrismo tardío han colocado la carreta delante de los bueyes.
Para derrotar a la restauración priista no basta combatir la corrupción y las trampas electoreras.
Solamente una opción antiestatista, libertaria y autónoma del Estado, de la ideología de la Revolución Mexicana, evitará la restauración.


Desarrollo Estabilizador 2


¿Incluir a los excluidos?
La imposible reconstrucción
del Estado benefactorRaúl Zibechi
La doble apuesta de los gobiernos progresistas de América Latina –eliminar la extrema pobreza y la exclusión social, y volver a un Estado social protector de los más pobres– choca con las tendencias mundiales desatadas en los últimos 30 años
Ilustración de Gabriela PodestáLA INSTALACION DE GOBIERNOS progresistas en dos poderosos países de la región, Brasil y Argentina, permitió albergar esperanzas de concretar el ansiado viraje que permitiera salir del desastre neoliberal, lo que debería concretarse en políticas que permitieran superar, a largo plazo, los elevados niveles de pobreza extrema y exclusión social existentes en ambos países. El hecho de tratarse de grandes Estados, que pueden aplicar cuantiosos recursos a resolver o mitigar la cuestión social, levantó una oleada de optimismo en toda la región.
A diferencia del gobierno de Néstor Kirchner, que mantiene la asistencia mensual a los desocupados (unos 150 pesos, poco más de 50 dólares), el presidido por Luiz Inácio Lula da Silva ha sido capaz de articular un completo y complejo programa, Hambre Cero, para asistir a los más pobres y tratar de resolver tanto la extrema pobreza como la exclusión. Hambre Cero, subtitulado como "una propuesta política de seguridad alimentaria para Brasil", es un proyecto elaborado por un conjunto de ong, sindicatos, organizaciones populares, movimientos sociales y especialistas, durante un año de trabajo, y entregado al debate público en octubre de 2001 por el Instituto de la Ciudadanía.1
Alcances y límites
El programa del gobierno de Lula consiste en la aplicación de políticas estructurales permanentes y políticas compensatorias de emergencia. El segundo aspecto persigue "la intervención del Estado, de modo de incorporar al mercado de consumo de alimentos a aquellos que están excluidos del mercado de trabajo y/o que tienen una renta insuficiente para garantizar una alimentación digna a sus familias". El objetivo final de la combinación de ambas políticas es "incluir a los excluidos, dado que el acceso a la alimentación básica es un derecho inalienable de cualquier ser humano".
Las políticas estructurales contempladas en Hambre Cero buscan disminuir la vulnerabilidad alimentaria mediante el aumento de la renta familiar, la disminución de la desigualdad en los ingresos y la universalización de los derechos sociales. Para ello se propone generar empleo y renta, la reforma agraria, la universalización de la previsión social, el incentivo a la agricultura familiar y el apoyo a la alfabetización. Las políticas de emergencia están centradas en un cupón de alimentación de 50 reales mensuales por familia (unos 15 dólares) durante seis meses, prorrogables a 18, la donación de cestas básicas, el combate a la desnutrición materno-infantil, ampliación de la merienda escolar y programas de educación alimentaria y para el consumo.
El programa propone además un conjunto de políticas locales para ser implementadas por los estados y los municipios con apoyo de la sociedad civil, que van desde la creación de restaurantes populares hasta la puesta en marcha de un banco de alimentos y la modernización de los equipos de abastecimiento. El objetivo es llegar a 44 millones de personas, 28% de la población del país. Se consideran muy pobres a las personas que tienen ingresos menores a un dólar diario, la mitad de las cuales se concentran en el nordeste, y las familias beneficiarias son aquellas que tienen un ingreso menor a medio salario mínimo.
Un primer balance muestra que hasta octubre fueron atendidas más de un millón de personas y se entregaron 490 mil cestas básicas; se comenzó la compra directa y anticipada de productos de la agricultura familiar y se amplió considerablemente la merienda escolar y la asistencia materno-infantil, entre otras.
Más allá de las críticas por la demora en poner en marcha el plan, el Laboratorio de Políticas Públicas (lpp) –de la Universidad del Estado de Río de Janeiro– señala que Hambre Cero no debería ser afectado por los objetivos macroeconómicos negociados con el fmi, que suponen un superávit primario de 4.25% del producto. Apunta además, y esto parece fundamental, que la descentralización de las acciones puede entrampar al programa en las "prácticas de corrupción y clientelismo" extendidas entre las elites locales, y que la fragmentación de las acciones puede redundar en "un refuerzo de las desigualdades" ya que "los más pobres son los que más necesitan y son los que menos capacidad de respuesta tienen". En paralelo, se critica que el programa selecciona "clientelas por corte de renta basadas en ‘líneas de pobreza’", sin considerar que la pobreza tiene "territorios definidos" y que no pueden reducirse sólo y principalmente a la cuestión de los ingresos. Por último, señala que no garantiza el acceso universal a la salud, la alimentación y la nutrición materno-infatil, que deberían ser considerados no como políticas focalizadas sino como derechos sociales básicos, sobre todo para un gobierno que se reclama progresista.


http://www.jornada.unam.mx/2003/12/14/mas-cara.html

sábado, 27 de octubre de 2012

Los Dos Mexicos (2)



Vergonzoso, que Calderón haya dado el Grito con un cerco militar: AMLO

Ciro Pérez Silva (Enviado)
Ampliar la imagenRosario Ibarra de Piedra acompañó en su recorrido a Andrés Manuel López ObradorRosario Ibarra de Piedra acompañó en su recorrido a Andrés Manuel López ObradorFoto: La Jornada

San Juan Bautista Cuicatlán, Oax., 16 de septiembre. En el Grito de Independencia en el Zócalo capitalino quedó claro que hay dos Méxicos, “el del pelele Calderón, rodeado de militares, y el de las mujeres y hombres libres que quieren un verdadero cambio en el país”, enfatizó aquí Andrés Manuel López Obrador, quien advirtió que “si nos quitaron la Presidencia, no nos van a quitar el derecho a la esperanza”.
López Obrador destacó que esta división que se dio en la plancha del Zócalo obedece a la presencia de un “gobierno usurpador” que tiene bajo su mando un “aparato burocrático, pero que no cuenta con el apoyo del pueblo”; un gobierno, dijo, sostenido por un aparato de fuerza y por los medios de comunicación, “principalmente por la televisión”.
Calificó de “vergonzoso” que haya tenido que darse el Grito de Independencia en la ciudad de México en medio de un cerco militar: “ya sólo falta que el pelele Calderón acuda a sus actos dentro de un tanque de guerra”, ironizó.
López Obrador cumplió aquí con la visita número 800 al mismo número de municipios del país, y lo hizo acompañado en esta ocasión de la senadora Rosario Ibarra de Piedra, quien tuvo a su cargo la arenga del 15 de septiembre en la otra mitad del Zócalo, “la que le dio la espalda a Palacio Nacional”, y del también senador Gabino Cué Monteagudo, quienes acompañaron al tabasqueño en una visita que le hizo en la cárcel ubicada en este municipio a Flavio Sosa, líder de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxcaca (APPO).
Luego del encuentro de apenas 15 minutos, López Obrador explicó que ambos senadores impulsan las negociaciones para que el juicio de Sosa se lleve a cabo en el marco que establece la ley.
Lamentó que los jueces hubiesen tergiversado las pruebas y frenado el proceso “de un luchador social, hoy un preso político, que no merece estar encarcelado; es ridículo lo que están haciendo las autoridades, y condenable lo que promovió el gobernador ladrón y autoritario, Ulises Ruiz, que hizo gala de su fama de represor y corrupto con el apoyo del pelele Calderón”.
Sostuvo que esta connivencia con Calderón es parte de los acuerdos a los que llegó el “gobierno usurpador con el PRI para asegurarse, a cambio de dar protección a Ulises Ruiz y al gobernador de Puebla, Mario Marín, el apoyo del tricolor a sus reformas legislativas, como se demostró en la aprobación del aumento a las gasolinas y todo tipo de enjuagues”.
López Obrador insistió en condenar la actitud de los jueces y la corrupción en la aplicación de la justicia en México, que sirve “para defender al poderoso, condenar a quien no tiene recursos para comprar su inocencia y castigar al inocente, al que lucha en favor del pueblo”.
El político tabasqueño comentó que Flavio Sosa se encuentra de buen ánimo, “porque sabe que éstas son situaciones a las que se debe enfrentar una persona que, como él, trabaja en favor de los mexicanos”.
En el cuarto día de gira por Oaxaca, López Obrador se reunió con los mixtecos de Santa María Texcatitlán, ante quienes mencionó la “aberrante conducta” de Felipe Calderón, “quien no logra legitimarse y tuvo que recurrir a cinco mil militares y a dividir con vallas el Zócalo de la ciudad de México para conmemorar un año más del inicio de la gesta de Independencia”. Fue un contraste, dijo, en el que se evidenció la existencia de dos Méxicos.
A los indígenas de la región de La Cañada les dijo que de este movimiento que encabeza y que lo ha llevado a visitar ya 800 municipios depende que se pueda sacar al país de la pobreza y la marginación.
Reiteró que es indispensable un cambio de fondo, porque no es posible continuar con la misma política económica que abandona a los productores del campo y lastima la economía de todos los mexicanos; volvió a mencionar a aquellos que “se dejaron engañar” en la pasada elección y votaron “por la palabra de un vil mentiroso como es el pelele Calderón”, y aseveró que esta lucha no es sólo por los mexicanos de hoy, sino por los que vienen detrás.
López Obrador continuará las próximas dos semanas una serie de visitas a diversos municipios de Puebla, así como con la promoción del empadronamiento de simpatizantes del “gobierno legítimo”, de los cuales se han credencializado poco más de un millón 600 mil en apenas seis meses de una meta establecida por el propio ex candidato pesidencial de cinco millones de afiliados, pues, según dijo, “ellos nos robaron la Presidencia de la República porque son unos ladrones, pero también porque nos faltaba organización y por eso la estamos haciendo desde ahora, con tiempo”.

http://www.jornada.unam.mx/2007/09/17/index.php?section=politica&article=009n1pol






Luis Villoro

Una sociedad escindida

Las elecciones del 2 de julio han comprobado un hecho: México está escindido. Escisión entre pobres y ricos, entre izquierda y derecha, entre los de arriba y los de abajo y en medio.
La división ha permanecido en los siglos XIX y XX. Los dos Méxicos subsisten. Es esta división radical la que ha hecho posible, en lo político, las campañas electorales sucias, plagadas de descalificaciones y aun calumnias contra el adversario. Pero es también esa división la que puede explicar cómo el sector privilegiado en lo económico y en lo social puede tratar de justificarse mediante la violencia verbal. Las recientes campañas ¿no son un signo claro de que perdura la división? ¿Cómo superarla entonces?
1. Un primer paso sería cobrar conciencia de nuestra realidad escindida, sin tapujos ni pretendidas justificaciones ideológicas. Por eso, en lo electoral, es urgente comprobar la validez de la elección con el cómputo voto por voto, como exige López Obrador. Sólo así podríamos los ciudadanos tener una mínima seguridad que justifique nuestra elección, sea cual fuere el ganador. Entonces podrían empezar a curarse las heridas que han dejado tanto una elección con sospecha de fraudulenta como una sucia campaña.
2. Pero esa primera condición, por obvia, no sería suficiente para empezar a superar los daños que causó la campaña. Pero las heridas producidas tienen una causa profunda: la persistencia de la desigualdad entre los dos Méxicos. Mientras no lleguemos a lograr el reconocimiento lúcido de la realidad escindida de nuestra sociedad, toda cura será vana.
3. La conciencia de la desigualdad entre los dos Méxicos debe darnos un grito de alarma. Tiene que conducirnos a la resistencia y aun a una lucha decidida contra aceptar una nación dividida entre pobres y ricos, entre privilegiados y excluidos. La resistencia cívica sería nuestra única defensa contra la división que se nos quiere imponer. La resistencia es el inicio de un camino que aminore la desigualdad.
4. Cualquiera que sea el vencedor en la contienda electoral tendrá que atender ese grito de alarma. No valen dilaciones. Es urgente tomar decisiones drásticas. Sólo así podría empezarse a abrir un camino para aliviar la desigualdad.
5. Si el vencedor es López Obrador podrá iniciarse una vía paulatina para luchar contra la división económica y social. Si, en cambio, el ganador fuera Calderón, sólo podemos esperar que logre vencer la tendencia de la derecha de oponerse a la desigualdad real ignorándola o incluso reprimiéndola. No habría lugar para componendas ni negociaciones. En ese caso se abriría un volcán imposible de apagar.
Se confirmaría entonces que la otra campaña sigue la única vía posible.


LOS DOS MEXICOS

En esta entrada publicaré algunas de las noticias, imágenes y  comentarios que me parecen interesantes para comprender el Discurso de "Los Dos Méxicos"



Prevenir o reprimir
Bernardo Bátiz V.
D
icen los bien pagados anunciadores del sistema, locutores, aprendices de locutor, intelectuales orgánicos y todos los interesados en que la situación que vive el país de injusticia y desigualdad continúe; dicen que no pueden tolerar que siga habiendo dos Méxicos, que ya basta, que ya se votó en favor de un candidato, el del neoliberalismo, y que no tenemos que hacer otra cosa más que cerrar filas y dejar de protestar; de lo contrario, a cualquiera que lo haga le puede pasar lo que hace unos días a los normalista de Michoacán y hace unos años a los habitantes de San Salvador Atenco.
Tienen razón, hay dos Méxicos, en lo que no la tienen es en diferenciarlos a partir de puntos de vista puramente formarles y con criterios y valores basados en el neoliberalismo, el afán de competir y la fe en las leyes del mercado; ciertamente está el México de ellos, de los poderosos que cuentan con los recursos económicos públicos y privados a su servicio y con las fuerzas armadas, listas para acallar protestas y protegerlos de todo mal y está el otro México, el del pueblo.
Una muestra de esta dicotomía la tuvimos precisamente en Michoacán con la represión violentísima a los jóvenes de las normarles rurales, todos ellos pobres, muchos indígenas y también casi todos de origen campesino. Fueron golpeados con salvajismo, atados de pies y manos como animales y encima de esto, les cayó todo el peso de publicidad oficial en su contra.
Por un lado, escuchábamos en los noticiarios que los muchachos actuaban con violencia, que eran turbas sin control y que se negaban entre otras cosas, a estudiar inglés y computación, por tanto, merecían lo que les pasara; sin embargo, lo que veíamos era totalmente distinto, las escenas grabadas por las cámaras nos mostraban muchachos que huían o se protegían y eran los policías quienes los apaleaban, pateaban y ataban.
Ese es un México, el México de los poderosos y violentos que aceptan que el proceso para convertirnos en un protectorado siga adelante; el gobernador de Michoacán y su policía local y el gobierno federal y su policía expresaban ante las cámaras de la prensa y de las televisoras cuál es su criterio para resolver problemas: la fuerza y la violación de los derechos humanos y mucha publicidad engañosa, para convencernos de que se está actuando bien, en contra de unos vándalos que no permiten que México avance, que llegue el turismo y los capitales extranjeros vengan a salvarnos.
Frente a esta actitud represiva y que prefigura lo que puede ser el próximo gobierno a punto de iniciarse, se encuentra una forma totalmente distinta de afrontar los problemas; el doctor Miguel Ángel Mancera, jefe electo del Gobierno del Distrito Federal, al participar en el Foro de la Democracia Latinoamericana, defendió la tesis contraria, reprimir como último extremo y excepción, esto es, aplicar el Código Penal como ultima ratio, pero fundamentalmente elevar la calidad de vida a los jóvenes y eventualmente abrir el debate sobre la legalización de las drogas, esto es, preferir la prevención sobre la represión. De paso, y al final del foro, que tuvo lugar en El Colegio de México, opinó que no sería necesario ver a los soldados patrullando las calles de la capital.
La opinión del doctor Mancera, quien ganó ampliamente el voto de sus conciudadanos, es una propuesta humanista para afrontar el clima de violencia que se ha extendido por casi todo el país y se pone francamente de lado del otro México, del que prefiere guardar distancia de la represión y del uso indiscriminado de la fuerza y opta por soluciones preventivas, oportunidades para los jóvenes, que si son rechazados por nuestros sistemas educativos y no encuentran empleo, pueden ser como él lo dijo, reclutadospor las organizaciones de los delincuentes.
Reprimir es atender los efectos de un Estado en que priman la desigualdad y la injusticia; prevenir es atacar el fenómeno de la delincuencia y la violencia antes de que estalle, acudiendo a las causas y no solamente apagando los efectos cuando éstos ya están causando graves daños a las víctimas, a la sociedad y aun a los victimarios, que cometen ilícitos, ciertamente con responsabilidad propia, pero también en respuesta a una sociedad que los acorrala y les cierra posibilidades.
Ahí están representados realmente los dos Méxicos, encarnados en dos gobernantes, uno, Fausto Vallejo, que vota por la dureza, las armas, la guerra y la dependencia del exterior a costa de sus propios gobernados, y otro, Miguel Ángel Mancera, que elige la reflexión abierta, la política, la prevención de los delitos atacando sus causas, opta por abrir escuelas y fuentes de trabajo y se inclina por la aplicación del derecho con respeto a las garantías de los gobernados. Esa es la verdadera disyuntiva, prevenir o reprimir, buscar nuestras propias soluciones basadas en la justicia y el humanismo o someternos a la guerra que desde fuera se nos pretende imponer.