martes, 20 de noviembre de 2012

Desarrollo estabilizador, reflexiones

Otra reflexión aparecida en el Diario Milenio sobre el Desarrollo Estabilizador 



¿Realmente se quiere impedir la restauración?

Joel Ortega Juárez




La casi eterna ilusión en el carácter nacionalista y revolucionario del Estado mexicano ha postrado a las izquierdas oficiales casi un siglo.
Paradójicamente tanto los que se agrupan en torno al PRD y aliados, como los que se mantienen en el PRI, defienden la fantasía de un “modelo” social, político y económico que transformó al país en urbano. Olvidando que eso ocurrió a nivel mundial en el siglo XX. Es como si alguien se asombrara de la aparición de bello púbico en la adolescencia. Es decir algo “natural” es considerado singular.
Todo el proceso de desarrollo de México en el siglo pasado, sirvió para construir un “modelo” de capitalismo voraz y autoritario que se tradujo en índices de bienestar, como la vivienda, el empleo, la salud, la educación, la seguridad social la distribución de la riqueza y la democracia, por debajo de países semejantes como Costa Rica, Chile, Uruguay, Argentina y Brasil. Incluso en los mejores días del “desarrollo estabilizador” y de la “sustitución de importaciones”, el “milagro mexicano” solo sirvió para imponer una desigualdad inmensa.
Con gran tenacidad el echeverrismo tardío defiende ese “modelo” y aparentemente combate al “neoliberalismo”; considera que todo funcionaba bien hasta 1983, cuando los “tecnócratas” dieron un “golpe técnico”.
Lo increíble es que esa “izquierda” estatista —cuyo ideólogo magistral es Vicente Lombardo Toledano, quien sigue ganado batallas después de muerto— ha logrado imponer esa visión a la gran mayoría del movimiento social. Ello explica la enorme influencia de AMLO y antes la de Cuauhtémoc Cárdenas y por supuesto la del general Lázaro Cárdenas.
Por décadas no les importó la democracia. Era un asunto de “la reacción”, el “imperialismo” y los comunistas “sectarios” y “provocadores”, “aliados objetivos” de los “enemigos de México”. Lo importante era defender los “logros de la Revolución mexicana”.
A pesar de la fe estatista y autoritaria, se fue gestando un movimiento autónomo que paulatinamente se comprometió con la lucha democratizadora y sembró las ideas de autonomía en el movimiento social y político.
La genética estatista del lombardismo y ahora del echeverrismo tardío han colocado la carreta delante de los bueyes.
Para derrotar a la restauración priista no basta combatir la corrupción y las trampas electoreras.
Solamente una opción antiestatista, libertaria y autónoma del Estado, de la ideología de la Revolución Mexicana, evitará la restauración.


No hay comentarios: